Maestra, ¿qué es el amor?

 


Un niño le preguntó a su profesora qué era el amor. La maestra, entonces, les dijo a los alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos el sentimiento del amor. Cuando todos regresaron, empezaron a mostrar lo que habían encontrado: "Yo he traído esta flor... ¿A que es bonita?", dijo un niño. Otro comentó: "He encontrado este pajarito en un nido, ¿no es gracioso?". Al terminar, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada. "¿Y tú?", le preguntó. "¿No has encontrado nada que puedas amar?". La niña, tímidamente, respondió: "Vi la flor y sentí su perfume. Pensé arrancarla, pero la dejé para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi al pajarito, pero al subir al árbol, noté la mirada triste  de su madre y bajé sin nada... Traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que noté en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo, entonces, enseñaros lo que he traído?", concluyó la pequeña, emocionando a la maestra, que le dio las gracias y le dijo que había sido la única en darse cuenta de que lo que amamos no es un trofeo y que el amor siempre lo llevamos en el corazón.

Dar La Espalda

Usar bien la luz

 La felicidad puede hallarse hasta n los momentos más oscuros si se sabe usar bien la luz.




La mayor generosidad

 


Después de pasarse un buen rato mirando la tienda, una niña se decidió a entrar en la joyería y pidió que le enseñasen el collar de turquesa que exhibían en el centro del escaparate. "Lo quiero para mi hermana. ¿Me lo envolverá con papel de regalo?", le dijo la pequeña.

Un tanto desconfiado, el dueño de la tienda le preguntó: "¿Cuánto dinero tienes?". Y la niñita sacó de su bolsillo un pañuelo en el que había guardado todos sus ahorros. Dejando una detrás de otra en el mostrador las pocas monedas que había podido reunir, le explicó al joyero: "Quiero regalarle algo realmente bonito a mi hermana. Desde que murió nuestra madre, ella ha cuidado de todos nosotros y se merece este collar, que es del color de sus ojos". Tras envolverlo con un papel de seda y ponerle un lazo, el hombre le entregó el paquete a la pequeña.

Estaba a punto de cerrar su negocio, cuando entró por la puerta una bella joven rubia de ojos turquesas. "¿Ha vendido usted este collar a una niña?", le preguntó. "Sí, esta misma mañana", contestó el joyero. "Vengo a devolverlo, mi hermana no tiene suficiente dinero para comprarlo", continuó la muchacha. A lo que el joyero respondió: "Lléveselo, es suyo. Ella pagó el precio más alto que cualquiera puede pagar. Dio todo lo que tenía".


La Vida Nos Enseña

Picor

No hay nada peor que sentir picor y no poder rascarse. 


Las percepciones del rey

 

Después de mucho buscarlo, un poderoso rey encontró el amor. Su esposa reunía todas las condiciones que un hombre podía desear: era hermosa, alegre y entusiasta. En los actos oficiales, siempre caminaba orgullosa junto al rey, que pensaba: "¡Cuánto me quiere! Sabe que el protocolo indica que debe ir por detrás de mí, que mis súbditos pueden acabar en prisión si no lo hacen. Sin embargo, ella me ama tanto, que siempre desea estar a mi lado". Un día la joven iba a comerse una manzana. Era la última que quedaba, parecía muy apetitosa y como su marido le manifestó su deseo de probarla, la partió en dos y le ofreció un trozo. "Me ama tanto, que es capaz de compartir lo que sea conmigo", pensó el soberano. Pasaron unos años, y una tarde, la pareja tuvo una gran pelea. Entonces, el rey llamó a su consejero para quejarse amargamente de su esposa. "Nunca me ha querido. Es incapaz de permanecer detrás de mí en los actos protocolarios porque quiere ser la protagonista. Recuerdo un día que llegué hambriento y solo quedaba una manzana que fue incapaz de darme..." decía el monarca, ofuscado por su estado de ánimo, mientras su secretario pensaba que no deberíamos dejar que un pésimo humor nos haga perder de vista y desvirtuar la belleza y la bondad de las personas que tenemos al lado.


Pesimistas y Optimistas

Recompensa

Cuanto más difícil es hacer algo, mayor es la recompensa que te espera al final. 


El burro en el pozo

 

El burro de un campesino se cayó un día en un pozo oculto tras la maleza. El animal se quedó allí durante horas mientras su dueño trataba de encontrar una manera de rescatarlo. Finalmente y tras mucho cavilar, el hombre pensó que el animal estaba ya muy viejo y que, por otro lado, aquel pozo estaba seco, por lo que el esfuerzo que iba a tener que hacer para sacarlo de allí no valía la pena, que lo mejor sería tapar el foso para evitar más accidentes. Pidió ayuda a sus vecinos y comenzaron a tirar tierra al agujero. El burro, que llevaba un buen rato rebuznando, redobló sus quejidos y, después de varias horas, todos notaron que el animal se tranquilizó. El campesino se asomó y, sorprendido, vio que a cada palada que le arrojaban, el burro se sacudía la tierra de encima y daba un paso por encima de ella. De esta manera no tardó en alcanzar la boca del pozo y salir trotando del mismo. Su dueño lo miró y pensó en la lección que les acababa de dar: la vida va a arrojarte tierra por todos lados y el truco para salir siempre bien parado es sacudírtela y utilizarla para ascender un poco mas hacia la salida. Cada uno de nuestros problemas es un escalón para seguir subiendo y podemos salir de los pozos más profundos si no nos damos por vencidos.