Las percepciones del rey

 

Después de mucho buscarlo, un poderoso rey encontró el amor. Su esposa reunía todas las condiciones que un hombre podía desear: era hermosa, alegre y entusiasta. En los actos oficiales, siempre caminaba orgullosa junto al rey, que pensaba: "¡Cuánto me quiere! Sabe que el protocolo indica que debe ir por detrás de mí, que mis súbditos pueden acabar en prisión si no lo hacen. Sin embargo, ella me ama tanto, que siempre desea estar a mi lado". Un día la joven iba a comerse una manzana. Era la última que quedaba, parecía muy apetitosa y como su marido le manifestó su deseo de probarla, la partió en dos y le ofreció un trozo. "Me ama tanto, que es capaz de compartir lo que sea conmigo", pensó el soberano. Pasaron unos años, y una tarde, la pareja tuvo una gran pelea. Entonces, el rey llamó a su consejero para quejarse amargamente de su esposa. "Nunca me ha querido. Es incapaz de permanecer detrás de mí en los actos protocolarios porque quiere ser la protagonista. Recuerdo un día que llegué hambriento y solo quedaba una manzana que fue incapaz de darme..." decía el monarca, ofuscado por su estado de ánimo, mientras su secretario pensaba que no deberíamos dejar que un pésimo humor nos haga perder de vista y desvirtuar la belleza y la bondad de las personas que tenemos al lado.


Pesimistas y Optimistas

Recompensa

Cuanto más difícil es hacer algo, mayor es la recompensa que te espera al final. 


El burro en el pozo

 

El burro de un campesino se cayó un día en un pozo oculto tras la maleza. El animal se quedó allí durante horas mientras su dueño trataba de encontrar una manera de rescatarlo. Finalmente y tras mucho cavilar, el hombre pensó que el animal estaba ya muy viejo y que, por otro lado, aquel pozo estaba seco, por lo que el esfuerzo que iba a tener que hacer para sacarlo de allí no valía la pena, que lo mejor sería tapar el foso para evitar más accidentes. Pidió ayuda a sus vecinos y comenzaron a tirar tierra al agujero. El burro, que llevaba un buen rato rebuznando, redobló sus quejidos y, después de varias horas, todos notaron que el animal se tranquilizó. El campesino se asomó y, sorprendido, vio que a cada palada que le arrojaban, el burro se sacudía la tierra de encima y daba un paso por encima de ella. De esta manera no tardó en alcanzar la boca del pozo y salir trotando del mismo. Su dueño lo miró y pensó en la lección que les acababa de dar: la vida va a arrojarte tierra por todos lados y el truco para salir siempre bien parado es sacudírtela y utilizarla para ascender un poco mas hacia la salida. Cada uno de nuestros problemas es un escalón para seguir subiendo y podemos salir de los pozos más profundos si no nos damos por vencidos.


Rol De Vida

Nuestros actos

 Nuestro nombre no importa, se nos conoce por nuestros actos.