Criticar



Criticamos porque estamos celosos o envidiosos.

Criticamos porque no aceptamos nuestros defectos pero los vemos claramente en el otro.

Criticamos porque así lo aprendimos.

Criticamos para agradarle a un otro.

Criticamos porque nos hace sentir mas seguros.

Criticamos porque tenemos el corazón roto.

Criticamos porque no estamos a gusto con nosotros mismos.

Criticamos porque estamos muertos de miedo a admitir lo que sentimos, y porque si nada de esto fuera, no criticaríamos.

Estar callados





Pies fríos

"La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos".
Ethan Hawke


Ése no es mi problema


Mirando a través del pequeño agujero de la pared, un ratón vio aterrorizado cómo los granjeros abrían un paquete que contenía una ratonera. Rápidamente corrió para avisar a todos los animales de la granja: "¡Hay una ratonera en casa, hay una ratonera en casa!". La gallina, el cordero y la vaca miraron extrañados al ratón y le dijeron que a ellos no les parecía ningún problema una pequeña ratonera, que estuviese tranquilo. El ratón volvió a su escondite muy abatido. Por la noche oyó cómo caía atrapada la primera víctima. La mujer del granjero se apresuró a verla y, como había muy poca luz, no se dio cuenta de que la trampa había pillado a un reptil por la cola. La serpiente mordió a la mujer y el granjero tuvo que llevársela corriendo al hospital.

Como regresó a casa con fiebre y lo mejor para recuperar fuerzas es una sopa, el granjero agarró el cuchillo para matar a la gallina y hacer un buen caldo. La enfermedad persistió y amigos y vecinos vinieron a visitarles, por lo que el hombre mató al cordero para alimentarlos. Al final, la mujer no mejoró y falleció, por lo que su pobre marido vendió la vaca para pagar el entierro.

Así que la próxima vez que alguien tenga un problema y creamos que no nos incumbe, tendríamos que pensarlo dos veces.

Lágrimas





Pedir ayuda

"Puedes pedir a Dios por la ayuda que necesitas, pero mejor trae las herramientas porque tú tienes que hacer el trabajo".
Woody Allen


La leyenda del Ave Fénix


El Fénix era un ave maravillosamente bella que vivía en el paraíso, junto con el primer hombre y la primera mujer, a los que seguía a todas partes. Cuando adán y Eva fueron expulsados, un ángel portador de una espada de fuego fue designado para cuidar las puertas del paraíso e impedir que la pareja pudiera volver al Edén.

Empujado por el amor y la lealtad, el ave Fénix intentó impedir que las puertas se cerraran definitivamente para sus amigos. Entonces, una chispa saltó de la espada del guardián y el hermoso plumaje del ave se encendió, terminando con su vida en una llamarada multicolor.

Quizá como un premio por haber sido la única bestia que se había negado a probar el fruto prohibido, o quizás porque era injusto que un acto de amor terminara en una muerte así, el caso es que todos los ángeles estuvieron de acuerdo en concederle al ave Fénix varios dones, como el de sanar las heridas de otros seres vivos con sus lágrimas y el de la vida eterna. Su inmortalidad se manifestaba en su eterna capacidad de volver a la vida resurgiendo de entre sus cenizas

Según la leyenda, cuando le llegaba la hora de morir, el ave Fénix hacía un nido de especias y hierbas aromáticas y ponía en él un único huevo. Después de empollarlo durante algunos días, una noche, al caer el sol, el Fénix ardía espontáneamente, quemándose por completo y reduciéndose a cenizas.

Gracias al calor de las llamas, se terminaba de empollar el huevo y, al amanecer, el cascarón se rompía, resurgiendo de entre los restos aún humeantes el ave Fénix. No era otra ave, era el mismo Fénix, siempre único y eterno, aunque siempre más joven y fuerte que antes de morir. Siempre más sabio porque tenía, además, la virtud de recordar todo lo aprendido en su vida anterior.

El mito del ave Fénix existe en casi todas las culturas ancestrales; y no solamente en las más antiguas tradiciones sagradas de oriente –egipcios, hebreos, sumerios y chinos– sino también en los mitos y leyendas del Nuevo Mundo –mayas, aztecas, incas y mapuches– tienen equivalentes similares.
Volverlo a intentar

En casi todas las latitudes es un animal de buen augurio, garantizando la vida y el eterno crecimiento de la raza. En China, es una parte muy importante de la cultura tradicional. Allí se describe clásicamente como un enorme pájaro con cabeza de serpiente, cuerpo de tortuga, alas de dragón, pico de águila y cola de pez, representando para algunos los cinco dones más virtuosos: justicia, fiabilidad, coraje, compasión y humildad.

Los que amamos los cuentos sabemos que, cuando una historia está tan presente a lo largo y a lo ancho de la geografía y de la historia, no puede significar más que una necesidad universal y compartida, una enseñanza o un aprendizaje que debe pasarse de generación en generación: Aprender de los fracasos, volver a intentar lo que no se consiguió, enriquecido por la experiencia, y crecer en la adversidad.

Un mensaje de los ancestros que hoy definiríamos como un elogio a la resiliencia y que, para los estrategas de la guerra, se resume en aquella conocida frase que anuncia que perder en la más cruel de las batallas, pero no morir en ella, solo consigue hacernos más fuertes.



Mi "nada"





Gran diferencia

"He amado y he estado enamorada... Hay una gran diferencia".

Katharine Hepburn



El hombre airado


Un hombre que sufría ataques de ira estaba ya harto de esta situación y un día decidió solucionar su problema. Para ello, fue en busca de un viejo sabio que conocía como nadie los secretos del alma humana. Cuando estuvo ante él, le dijo: “Señor tengo fuertes arranques de ira que están arruinando mi vida. Sé que es mi carácter, pero estoy dispuesto a hacer lo que usted me recomiende para cambiar”.

Puedo hacerme una idea de lo que te sucede pero, para ayudarte, la próxima vez que te invada la ira, deberás venir corriendo para mostrármela", le ordenó el sabio.

Tras unos días de calma, el hombre volvió a notar cómo la ira se apoderaba de él y salió a toda prisa a ver al anciano. Pero, como vivía en lo alto de una colina, tardó más de media hora en llegar. Cuando estuvo ante él, ya se le había pasado el ataque. Y así sucedió una y otra vez, pues cuanto más corría, más agotado y menos enfurecido llegaba ante el sabio.

Un día llegó superagotado y el venerable anciano sentenció: “Creo que me has tomado el pelo. Si la ira formase parte de ti, podrías enseñármela. No es tuya. Te atrapa en cualquier sitio y luego te abandona. Así que la solución a tu problema es fácil: la próxima vez que quiera apoderarse de ti, ignórala”.

Descansa





Relación

"Una relación es como un tiburón; tiene que estar continuamente avanzando o se muere".
Annie Hall


Los tres cabellos


Una mujer muy sabia se levantó una mañana y, al contemplarse en el espejo, vio que solo le quedaban tres cabellos en la cabeza. "Creo que hoy me voy a hacer una trenza", pensó, y aquel día resultó maravilloso.

A la mañana siguiente, volvió a observarse con detalle ante el espejo y notó cómo solo le quedaban dos pelos. "Hoy me peinaré con la raya en medio", exclamó entusiasmada. Y el día transcurrió lleno de alegrías y encuentros memorables.

Cuando despertó el tercer día y, como de costumbre, fue a mirarse al espejo, vio que sobre su cabeza se erguía un solitario cabello. "Hoy me haré una cola de caballo", se dijo a sí misma. Así lo hizo y esa jornada fue muy divertida.

A la mañana siguiente, nada más levantarse de la cama, salió corriendo a mirarse al espejo y descubrió que ya no quedaba ni un solo pelo en su desnuda cabeza. Lejos de entristecer, exclamó con alegría: "¡Qué bien! Hoy no tendré que peinarme". Y abrió la puerta de su casa dispuesta a exprimir cada uno de los segundos del día que tenía por delante.

En nuestras vidas no es realmente importante aquello que nos sucede, sino nuestra actitud ante ello. No hay que esperar a que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia.

No envejece nunca





Lo que mereces





Buena madre

"No existe la madre perfecta, pero hay un millón de maneras de ser una buena madre".
Woody Allen


Alegría fingida

"A veces solo en nuestra alegría fingida, como hábiles artistas, y no adivinan la tristeza, la decepción o desilusión que nos acompaña".


La parábola del amor



"Conseguiré moldearte", le decía el hacha a un pedazo de hierro mientras descargaba toda su fuerza sobre él. Pero cada golpe que le daba, era ella la que iba haciéndose muescas en el filo, que pronto quedó totalmente inservible. "Ya me encargaré yo de este trabajo", aseguró el serrucho mientras hincaba sus dientes en el trozo de metal, con el mismo resultado que la anterior herramienta.

Burlándose de sus anteriores compañeros, que habían fracasado en el intento, el martillo les dijo: "Apartaos de en medio, esto es un trabajo serio para gente preparada como yo". Pero sólo hicieron falta unos golpes para que el mango del martillo se rompiese por la mitad y la cabeza saliera volando.

En medio de semejante desconcierto, apareció una pequeña llama y les interrumpió: "¿Me dejan intentarlo a mí?". Las tres herramientas la miraron con incredulidad y soltaron una gran carcajada, pero ella no se dejó impresionar y cubrió con su cuerpecito el trozo de hierro. Lo abrazó y lo abrazó hasta lograr moldearlo. Del mismo modo, hay corazones duros capaces de resistir hachazos de ira, dientes de rabia y golpes de rechazo, pero por más "acorazada" que esté una persona, no podrá resistir y el calor del amor, que todo lo puede.

Compartir nuestra luz


Un viejo y sabio filósofo de Oriente, reunido con sus discípulos para impartir una de sus charlas, les contó la siguiente historia: "Hace muchos, muchos años, en una lejana montaña, un grupo de hombres se quedó encerrado en una profunda caverna por accidente. Tal era la oscuridad que reinaba en la cueva, que no podían ver nada. Pasó algún tiempo y, finalmente, uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa y tan débil, que aun así seguía sin poder percibirse nada. Después de estar cavilando varios días, al hombre se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de sus compañeros prendiera su propia tea. Y así lo hizo. De repente, compartiendo la llama con todos sus compañeros, la caverna se iluminó intensamente".

Cuando acabó de explicar esta narración, los alumnos se quedaron unos minutos reflexionando en silencio, hasta que uno de ellos le preguntó al maestro: "¿Pero, qué es lo que nos quiere decir este relato? ¿Qué nos enseña?".

Y éste contestó: "Nos muestra que nuestra luz seguirá siendo oscuridad si no la compartimos con los demás. Y también nos dice que el hecho de compartir nuestra llama no la apagará; al contrario, la hará crecer".


Dar en abundancia





Mientras encuentras





Nunca cuentes...

"Nunca cuentes tus problemas a los demás: al 20% no le interesa y el 80% se alegra de ellos".
Lou Holtz.


Mayor defecto

"El mayor defecto de los defectos es no darse cuenta de ninguno de ellos".