Disfruto mucho paseando por el monte y observando cómo los animales se las apañan para lograr sobrevivir con los recursos que les brinda la naturaleza y, sobre todo, con su instinto y su ingenio. Les contaré la historia de una diminuta hormiga que salvó a todas sus compañeras.
Las hormigas estaban recogiendo comida cerca de un riachuelo y, casi sin tiempo a reaccionar, el nivel del agua empezó a subir rápidamente debido al deshielo provocado por las altas temperaturas de esa primavera. Mientras la mayoría de los insectos abandonaban lo que llevaban a cuestas y huían a toda prisa, una hormiga que cargaba una pajita seis veces mayor que ella siguió con su trabajo. De repente, todo el grupo quedó atrapado ante una gran grieta que era imposible saltar. Pero nuestra pequeña hormiga se detuvo y, habilidosamente, colocó la pajita, apoyada por los extremos, sobre el abismo. Así, pudieron atravesarlo todas sus amigas y salvaron sus vidas.
La hormiga supo convertir la pesada carga en un puente y así le fue posible continuar con su viaje. Del mismo modo, muchas personas nos demuestran cada día que los problemas y las pruebas que sobrellevan pueden convertirse en peldaños que les ayudarán a triunfar en la vida.
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